Jamón Appétit nació de la idea de un joven extremeño, Emilio Ruiz natural de Llerena (Badajoz), que decidió salir de su pueblo y recorrer todos los países europeos con su vieja furgoneta con la intención de dar a conocer la exquisita cultura gastronómica extremeña y estar presente en los restaurantes de mayor prestigio culinario de Europa.

 

El cerdo ibérico forma parte indisoluble de la dehesa, ecosistema de bosque mediterráneo propio y único del suroeste de España. En la comunidad de Extremadura la dehesa ocupa más de la mitad del territorio, cerca de 2 millones de hectáreas formadas por encinas, alcornoques u otras especies. Como parte de este ecosistema el cerdo ibérico se cría libre en estos parajes sin igual disfrutando de una vida tranquila en convivencia con el medio.

 

Cada año tras la aparición de las primeras lluvias, las dehesas se transforman en verdes alfombras en las que millones de bellotas cubren de oscuro la hierba anunciando el otoño y dando paso a lo que se conoce como «Montanera». Durante la montanera que se extiende entre octubre y marzo se supervisa la alimentación exclusiva a base de bellotas y pastos naturales del cerdo ibérico, así como la reposición de su peso y el control de cada uno de ellos. Los animales entran en esta etapa con unos 90 kilogramos de peso y pueden llegar a terminar la misma con unos 160 Kilogramos.

 

A diferencia de la mayoría de los vendedores de embutidos, esto es lo que Emilio quiere transmitir. "…En Francia, por ejemplo, lo conocen como pata negra, pero nadie les contaba las virtudes, origen, cariño e historia que existe detrás de cada pata de jamón..”

Este espíritu de romanticismo ha encaminado a que Jamón Appétit sea una empresa que trabaje desde la cercanía. Gracias a la colaboración con pequeños productores de su zona, este emprendedor extremeño junto con su hermano y su primo ha envuelto de cariño y aventuras un producto que le han tornado como embajador de su tierra.